
La Revolución rusa de 1905 fue una ola de agitación política de masas a lo largo de vastas zonas del Imperio ruso. Algunos de los altercados estaban dirigidos contra el gobierno, otros simplemente carecían de objeto. Se dieron casos de terrorismo,huelgas de trabajadores, disturbios campesinos y motines militares. La revolución condujo al establecimiento de una monarquía constitucional limitada, la Duma Estatal del Imperio Ruso.
La emancipación fue sólo una parte de un conjunto de cambios políticos, legales, sociales y económicos que comenzaron en la década de 1860 mientras el imperio se desplazaba lentamente desde el absolutismo feudal hacia el capitalismo, bajo el régimen de la autocracia zarista. Mientras estas reformas habían liberalizado las estructuras económicas, sociales y culturales, el sistema político permaneció prácticamente inalterado. Diversos intentos de reforma fueron duramente rechazados por la monarquía y la burocracia. Incluso los cambios consensuados tuvieron un alcance relativo; por ejemplo, menos de cuarenta provincias tenían zemstvo (consejos rurales), cincuenta años después de su introducción legislativa. Las expectativas, contrarrestadas por el limitado progreso reformador, produjo frustración que llegado el momento desembocó en rebeliones. La sensación entre aquéllos que se rebelaron fue que la demanda de «tierra y libertad» sólo podía satisfacerse mediante la revolución.
Los revolucionarios en activo provenían casi exclusivamente de la intelligentsia. El movimiento se llamó narodnichestvo, o populismo revolucionario. No era un grupo unificado, sino más bien un vasto espectro de células radicales escondidas, cada una con su propio ideario. Las raíces ideológicas de los revolucionarios se originaron en el trabajo, anterior a la reforma emancipadora, del noble Aleksandr Herzen y su síntesis del socialismo europeo y el colectivismo campesino eslavo. Herzen sostenía que la sociedad rusa todavía era preindustrial, y abanderaba una imagen idealizada que consideraba la narod y la obshchina (comuna campesina) como la base del cambio revolucionario. Al tiempo que el país carecía de un proletariado industrial.
REVOLUCIÓN
El 22 de enero de 1905 (9 de enero C.J.), día conocido como «Domingo Sangriento», hubo una marcha pacífica de protesta en San Petersburgo. El objetivo de la marcha era entregar al zar una petición de mejoras laborales, y la formaban familias trabajadoras enteras. Iba encabezada por un sacerdote, y no respondía a ninguna consigna política: era fundamentalmente obrera y campesina. Fue salvajemente aplastada por soldados de infantería y tropas cosacas, apostados enfrente del Palacio de Invierno, cobrándose un número de víctimas que aún hoy se discute; los periódicos del momento hablaron de miles. El zar, mientras tanto, no se encontraba en la ciudad; la había abandonado temiendo por su seguridad. La sangrienta represión provocó una oleada de protestas en toda Rusia: el divorcio entre el zar y la masa de campesinos y obreros abocaba a Rusia a lo peor.
Este suceso hizo posible que muchos elementos de la sociedad rusa emprendieran una protesta activa. Cada grupo tenía sus propios objetivos, e incluso dentro de clases similares no existía un liderazgo predominante. Los principales colectivos movilizados fueron los campesinos (razones económicas), los obreros (razones económicas y antiindustrialismo), los intelectuales y liberales (en lo concerniente a los derechos civiles), las fuerzas armadas (razones económicas) y grupos étnicos minoritarios (libertad cultural y política).
La situación económica de los campesinos era insostenible, sin embargo carecían de una dirección unificada, y sostenían un abanico de objetivos tan numeroso como las facciones existentes. Los levantamientos se multiplicaron durante todo el año, alcanzando máximos a principios de verano y en otoño, y culminando en noviembre. Los arrendatarios reivindicaban menores tasas, los asalariados mayores sueldos, y los propietarios mayores terrenos. Las actividades incluían la ocupación de tierras —acompañada a veces de violencia e incendios—, saqueo de latifundios y la caza y tala ilegales en los bosques. La magnitud del odio desencadenado tenía relación con la condición de los campesinos; así, en Livonia y Curlandia, los campesinos sin tierra atacaron e incendiaron en abundancia, mientras que en Grodno, Kovno y Minsk, donde la situación era menos desesperada, hubo menos daños.
Tras los sucesos de 1905, las insurrecciones campesinas se repitieron en 1906 y durarían hasta 1908. Las concesiones por parte del gobierno fueron vistas como un apoyo tácito de la redistribución de la tierra, por lo que se produjeron nuevos ataques para forzar a los terratenientes y propietarios «no campesinos» a que huyeran. Creyendo que una reforma agraria era inminente, los campesinos quisieron aplicarla anticipadamente. Fueron firmemente reprimidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario